Relato: [ Suriyel ] " Y el Abismo devolvió la mirada "
"Y los piadosos, clamaron justicia mirando hacia el Abismo infecto... Y el Abismo devolvió la mirada" - Evangelio de Jack Solomon, Advenimiento, capítulo 1
Para Suriyel no había mayor agonía
que estar privado de forma, de sus sentidos y sintiéndose sumergido
en la más completa oscuridad. Era la ausencia de todo cuanto había
amado y había creído, la palpable negación a su anterior estado de
Gracia, el castigo por la mayor de las traiciones: Volver la espalda
a Dios y el Plan Divino, en mayúsculas y con total alevosía. Ésa
había sido su primera bocanada de libre albedrío y la estaba
pagando con intereses, ahora, en su encierro, cuando no sabía
si sentirse más furioso por creer en aquello que lo llevó al Abismo
o en el mayor embustero que la vieja Hueste hubiese dado a luz...
Lucifer, “Portador de la Luz”, aunque a Suriyel le parecía más
bien el príncipe de los embaucadores.
Él y su “Gran Experimento” para
encender la chispa de divinidad en los humanos, fueron los culpables
de convencerlo para que traicionase a sus hermanos de la Hueste. Él, que había sido un grande entre grandes, apaleado y encerrado como una bestia
salvaje, él que había traído el descanso de millares de almas,
estaba privado de sus poderes. Cuando la Hueste se impuso al bando
Rebelde, cuando Dios tocó la Creación por última vez, pensó que
sería destruido luchando, pero cuando los temblores cesaron, se
encontró con algo más terrible aún... El exilio, aniquilación por
todas partes y cenizas a su paso, mientras que él y sus hermanos
iban entrando al vórtice que daba entrada al Abismo, empujados por sus antiguos hermanos, que portaban espadas de mortífero fuego.
Intentó ver en medio de la oscuridad
total, aún cuando ya carecía de ojos, y aunque una parte de su
esencia le decía que un Ángel no necesita ojos para ver, su
estancia entre humanos lo había marcado para el resto de su
existencia en aspectos que había creído imposibles un milenio
atrás. Ya no era un ser de energía pura, sin emociones ni
imperfecciones, había sido corrompido, y esa lacra le hacía
sentirse furioso. Había segado almas para Dios, había traído
incontables muertes como Ángel del ocaso, encargado de dar muerte y
traer renovación, pero jamás había sentido esta emoción llamada
remordimiento. Y era allí, en medio de esa oscuridad, donde Suriyel
emitió un grito mental de agonía, lo más parecido que podría ser
de un llanto. Estaba preso en una cárcel de soledad... Y eso le
estaba matando, y más cuando sabía que duraría eternamente.
Perdió la noción del tiempo, y eso le
pareció incluso gracioso, ya que si un Ángel que se encarga de
aquello a lo que le ha llegado su hora, pierde el sentido del tiempo,
¿En qué se convierte? Eso le hizo sentirse una parodia de lo que
una vez juró ser, y lo llevó de nuevo a la agonía y el odio
infinitos. Así pasaron milenios mientras ajeno a la cuantía de su
encierro, y trastornado por el tormento sufrido, se percató de que
podía escuchar a lo lejos a algunos de sus compañeros de prisión.
Las voces sonaban amortiguadas, algunas demasiado irreconocibles,
pero al menos ya no estaba solo, y eso reconfortaba su esencia antaño
solitaria.
Pronto, lo que comenzaron siendo voces
tenues se tornaban charlas de presos, además de toda una jerarquía
de antiguos lideres y algunos nuevos que imponían su tiranía sobre
aquellos que no tenían poder o voluntad suficientes. Por todas
partes escuchaba la misma pregunta, ¿Qué fue del Embaucador? Unos
apostaban porque había sido destruido cuando Dios tocó la Creación
poniendo fin a la Guerra de la Ira, otros aseguraban que los había
vendido para liberarse del castigo de la Hueste, había quien incluso
decía que todo esto era una parte del Plan Divino, y que Lucifer era
otro peón jugando un papel protagonista en una obra antigua y bien
diseñada. Para Suriyel estaba claro, importaba una mierda la razón
de la ausencia del Portador de la Luz, importaba que no había pasado
por lo mismo que ellos, que se había librado y no había cumplido
con la promesa de liberarlos de la tiranía del Cielo... Y eso
nuevamente, encendía su rabia y su dolor. Y fue en esto nuevamente,
que milenios pasaron, debatiendo qué hacer si conseguían salir, ya
que al fin y al cabo, los cinco mejores entre ellos, los
lugartenientes de Lucifer, los Caídos más brutales, sádicos y
ansiosos de venganza, habían sido sacados del Abismo de un modo y
con una finalidad, desconocidos para todos.
Llegaron “tiempos” extraños,
algunos de sus compañeros de prisión iban desapareciendo sin un
patrón claro, desvanecidos para cualquiera que intentase escrutar su
presencia. Había quien hablaba de que los monos humanos estaban
quizás empezando a dominar su divinidad y habían empezado a
liberarlos, pero de nuevo todo eso eran falsas esperanzas... Suriyel
ya había constatado que la esperanza era inútil, que lo mejor era
no hacerse ilusiones y resignarse a la fría oscuridad. A veces,
cuando se aislaba para buscar algo de paz, se preguntaba cuanto había
cambiado el mundo que una vez ayudó a crear, y qué estaba haciendo
la Humanidad con él. Era en estos pequeños momentos donde él
intentaba mitigar su Tormento, los últimos fragmentos de un Suriyel
(Por entonces un Segador llamado Sariel) que anhelaba velar por el
descanso de aquellos a los que una vez amó tanto como para
condenarse. Y en esas ensoñaciones y recuerdos del pasado, se dejó
marchar a tiempos pasados ahora ausentes...
Como a todo aquel que sabe esperar lo
suficiente, le llegó su hora de la verdad. Las puertas del Infierno
no son lo bastante fuertes para resistir eternamente, y cuando la
gran tormenta espiritual recorrió todo el Otro Lado, se produjeron
grietas en la negra sustancia que daba forma a sus paredes. Los
grandes y poderosos Archiduques no podrían salir por tan inmundas
grietas, pero algunos Caídos, sobre todo los menos atados a esa
prisión, los hábiles por así decir, habían podido colarse por sus
rendijas... Para ser sinceros, la mayoría eran meros despojos
comparados con lo que una vez fueron, pero en medio de toda esa
escoria aún quedaban Caídos de un poder moderado y una antigua
gloria por resurgir. Suriyel se encontró con una de estas grietas,
vórtices de un blanco grisáceo como ya no recordaba, y pensó que
podía significar su aniquilación, pero tras tantos milenios
encerrado, incluso la aniquilación era un soplo de aire fresco, y
con decisión se lanzó a su nuevo destino.
Lo primero que sintió fue el dolor,
lacerante, rápido, brutal y en el estómago. Lo primero que olfateó
fue el aire lluvioso de un sucio callejón, basura, agua, ratas,
orín, sangre. Sus oídos escucharon el trueno a sus espaldas, lejano
pero ensordecedor, cargado de una ira elemental que iluminaba el
cielo nocturno. El regusto en la sangre en la boca, con el agua de
lluvia en la cara, los restos de una cena mal improvisada, y un sabor
amargo que tenía demasiada mezcla, con un regusto a humo. Sus ojos
fueron los últimos en dejarse sentir... Lo veía todo con claridad
por primera vez en milenios de encierro. El callejón, inmundo y
triste, la noche tormentosa acorde a su rabia desatada, su cuerpo
joven pero maltrecho, uno que no era suyo además, su estómago
perforado por lo que parecía una daga empuñada por un humano sucio,
desarrapado, con pocos dientes y cara de trastornado que le acababa
de apuñalar tras darle un puñetazo, al parecer para robarle la
cartera. De pronto, su rabia se desató tan súbitamente como fue
capaz, lo miró a los ojos y vio todos sus pecados, sus vicios y su
malicia, vio los ojos de un hombre que había cometido atrocidades
por sobrevivir y que no tenía conciencia ninguna por el mal que
cometía. En un movimiento veloz, hundió ambas manos en el pecho de
su agresor y de súbito lo partió en dos, esparciendo sus restos por
medio callejón. Miró a todos lados pero no vió a nadie, y con
pasos lentos y torpes el Caído se internó en la noche de Nueva
York...
[Continuará próximamente...]
Este relato está basado en el JDR Mundo de Tinieblas, concrétamente en la línea de juego "Demonio: La Caída", toda la terminología que pudiese haber propia del mismo, pertenece a terceros y ha sido tomada como marco de referencia y sin ánimo de lucro. Las imágenes son de MorgueFile, gratuitas y usadas dentro de sus condiciones.